Como madre de tres hijas de entre 30 y 15 años de edad, Moraima conoce la ola de emociones que acompaña la crianza de hijas adolescentes. Siempre ha trabajado mucho para inculcarles independencia a una edad temprana.
Esos valores se volvieron especialmente importantes cuando perdió a su marido de forma trágica. La hija más pequeña de Moraima solo tenía ocho años en ese momento y le costó aceptar el fallecimiento de su padre.
“Era la primera vez que mi hija más pequeña comenzaba terapia para que la ayudara a expresar las emociones que estaba experimentando con la pérdida de su padre. Fue un momento difícil, pero lo logró gracias a la ayuda de un terapeuta”, recuerda Moraima.
En el verano de 2020, durante la pandemia de COVID-19, su hija, que entonces tenía 13 años, comenzó a experimentar nuevas dificultades.
En primer lugar, Moraima descubrió alimentos intactos en los cajones del baño de su hija. Cuando habló con ella sobre estos alimentos, su hija le explicó que simplemente no tenía hambre. Fue entonces cuando Moraima se dio cuenta de que la niña no estaba comiendo bien y estaba perdiendo peso. Alrededor del mismo tiempo, su hija comenzó a usar más ropa con mangas largas y pantalones largos. Moraima pronto descubrió que la adolescente estaba ocultando cortes en sus brazos y piernas.
En busca de respuestas, Moraima se puso en contacto con Nicklaus Children's Hospital, donde también trabaja como gerente de operaciones comerciales, para encontrar ayuda para ella y su hija. El hospital le recomendó que le hicieran una evaluación en la División de Medicina de Adolescencia, que ofrece atención para los problemas que afectan a los adolescentes.
La División de Medicina de Adolescencia coordinó citas con un equipo de especialistas, incluidos un nutricionista, un psicólogo, un psiquiatra y más.
Después de seis meses, la niña comenzó a comer mejor y a sentirse más cómoda con su peso. Los medicamentos y la psicoterapia con el psicólogo y el psiquiatra comenzaron a ayudarla a hablar sobre sus sentimientos.
Este equipo de especialistas le ha hecho un seguimiento a la hija de Moraima durante más de un año y Moraima le da crédito al grupo colaborativo por la gran evolución de su hija.
“Si bien fue extremadamente aterrador como madre descubrir todo esto, me tranquilizó saber que hay todo un equipo dedicado a las necesidades de mi hija. La Dra. Leslie Garrard y el Dr. Gilbert Smith fueron especialmente importantes en el cuidado de mi hija, gracias a la confianza y al apoyo que siente mi hija cuando habla con ellos”, dice Moraima.
“También me han apoyado como madre. El equipo me ha ayudado a poner esto en perspectiva y me ha guiado a lo largo de este complejo proceso, para satisfacer mejor sus necesidades como madre”, explica.
Moraima dice que el proceso de atención de su hija sigue siendo un trabajo en curso, pero gracias al apoyo de este equipo de cuidado, está en buen camino para mejorar. De hecho, su hija es una artista increíble que encontró su pasión en el arte y espera ser animadora algún día.